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23 —De todos modos, yo correré —respondió él.

—Pues corre —le dijo él.

Corrió, pues, Ahimaas por el camino de la llanura y se adelantó al etíope. 24 David estaba sentado entre las dos puertas. El atalaya había ido al terrado sobre la puerta en el muro y, alzando sus ojos, miró y vio a uno que corría solo. 25 El atalaya dio un grito y lo hizo saber al rey, el cual dijo:

—Si viene solo, buenas noticias trae.

Mientras el hombre venía acercándose,

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